Ya vimos esta semana que el mes de abril es históricamente el tercer mejor mes del año para el mercado.
No obstante antes de que llegue abril todavía faltan unos días de marzo, un mes cuya segunda mitad tiende a ser peor que la primera mitad y que tiene en sus últimos días un historial predominantemente débil.
Los últimos días del mes de marzo son fechas señaladas en las principales gestoras internacionales puesto que son fechas en las que los gestores suelen hacer ajustes en sus carteras de cara al siguiente trimestre.
Al lado de estas líneas podéis encontrar una tabla que recopila el rendimiento del S&P 500 desde 1990 hasta 2015 en su última semana del mes de marzo.
Durante los últimos 26 años el S & P 500 ha caído en 17 ocasiones en su última semana de marzo y ha avanzado en tan solo 9 ocasiones. Esto significa que la última semana de marzo tiende a cerrar con balance positivo tan sólo el 34,61% de las ocasiones.
Esto supone unos retrocesos promedio del 0,77% en lo que respecta a la recta final del mes de marzo.
Detrás de este patrón estacional de predominante debilidad probablemente esté que muchos gestores recogen beneficios de la fortaleza experimentada por semanas anteriores del mercado y dispongan de liquidez para formalizar nuevas compras con la llegada del mes de abril y un nuevo trimestre, unas compras que ayudan a la fortaleza histórica mostrada por el cuarto mes del año para el mercado.
Como siempre recuerdo cuando hablamos de estacionalidad: los patrones estacionales están ahí para ofrecer una visión orientadora (que no operativa) de los mercados. Estos datos están bien para conocer cómo ha reaccionado el mercado ante situaciones similares, pero a la hora de operar lo importante siempre serán los aspectos técnicos que muestren tanto los mercados, como los sectores y los valores.
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