Materias primas en alza: metales esenciales que podrían liderar el próximo ciclo

Si miras los mercados actuales con ojos curiosos, verás movimientos interesantes en metales que hasta ahora parecían discretos. En 2025 hay varias materias primas que están tomando protagonismo, no solo por especulación, sino por fuerzas reales: transición energética, demanda industrial y oferta limitada. Aquí tienes qué metales vigilar, por qué pueden dispararse y qué riesgos no debes ignorar.

Qué metales están mostrando fuerza ahora

El más citado últimamente es el cobre. UBS ha revisado sus previsiones al alza para 2025 y 2026, fijando un precio de unos 4,37 USD/libra para este año y 4,80 USD/libra el siguiente. Esa subida proyectada refleja una apuesta clara: creen que la demanda seguirá empujando los costes.
Otro que suena fuerte es el oro, como activo refugio ante la incertidumbre económica global. El jefe de investigación de WisdomTree señala que oro, cobre y aluminio están ahora entre los metales más prometedores, porque combinan estabilidad con potencial al alza.
El aluminio también pisa fuerte: se espera que gane relevancia conforme crezca la demanda en automoción ligera, construcción y aplicaciones industriales que buscan materiales ligeros.
Y ojo al rutenio, un metal poco conocido hasta ahora, pero que en 2025 ha duplicado su precio alcanzando cerca de 800 USD por onza, impulsado por su rol en la industria tecnológica y de almacenamiento de datos, incluso superando la revalorización del oro este año.

Eso sí: no todos suben al mismo ritmo ni con la misma consistencia. Hay factores externos que pueden cortar esa escalada en seco.

Por qué estos metales pueden liderar (y sus riesgos)

Lo que está detrás de esta subida combina factores estructurales con coyunturales. Primero, la transición energética y la electrificación masiva demandan metales estratégicos: baterías, vehículos eléctricos, redes inteligentes… todo eso consume cobre, aluminio, litio y sus derivados.
Segundo, la oferta limitada o riesgos en la cadena de suministro golpean fuertemente: explotaciones cerradas, costes de extracción elevados, escasez de permisos, concentraciones geográficas (por ejemplo, rutenio solo se produce unas 30 toneladas al año).
Tercero, la especulación y el interés institucional también empujan precios hacia territorios menos justificados por fundamentos. Lo que sube rápido, puede corregir con fuerza.

Los riesgos que no puedes olvidar: la volatilidad es alta, sobre todo en metales menos líquidos como el rutenio o tierras raras. Estudios técnicos sobre los metales de transición muestran patrones heterogéneos de volatilidad justamente por esa rareza o concentración.
También hay riesgo regulatorio o geopolítico: intervenciones estatales, cambios en políticas mineras o aranceles pueden alterar todo el panorama de un día para otro.
Y el riesgo de demanda: si la economía global desacelera o China frena su crecimiento, la demanda industrial se erosiona y eso afecta sobre todo metales industriales como cobre o aluminio.

Cuando miras estos metales, no te quedes solo con el precio actual. Fíjate en la liquidez, los volúmenes negociados, su papel dentro del mix energético-industrial y la concentración geográfica de su producción.

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