La renta variable europea pierde soportes y la tendencia bajista se consolida

Durante las últimas semanas hemos hablado mucho del creciente deterioro tanto en los flujos monetarios como a nivel técnico existente en los principales mercados de valores mundiales. Centrándonos en Europa, con una caída de más de 13 puntos porcentuales en lo que llevamos de año, sin ningún genero de dudas el sesgo bajista del viejo continente ha cogido velocidad en estas últimas semanas.

Como siempre, la mejor forma de ver reflejado sobre el gráfico el deterioro técnico de la renta variable europea es acudir al promedio EuroStoxx 50.

A lo largo de gran parte de 2021 las bolsas europeas en su conjunto experimentaron claras trayectorias alcistas que llevaron en mayor o menor medida a acumular plusvalías en las bolsas del viejo continente.

No obstante, desde la segunda mitad de 2021 hemos asistido a algunas consolidaciones, llevando al mercado europeo a establecerse en un rango lateral.

Este tipo de movimientos laterales pueden significar dos cosas. En primer lugar, pueden ser episodios de consolidación de las alzas previas, momento que el mercado aprovecha para tomar un descanso antes de proseguir con las alzas. Este escenario solo se confirma con una superación de máximos.

El segundo escenario es mucho más negativo y consiste en una fase de distribución (lo que Stan Weinstein conocía como etapa 3 o techo) y que, a diferencia del escenario anterior, se confirma con una perforación de soportes.

Por desgracia los retrocesos de las últimas semanas han generado un daño técnico que hace que este segundo escenario sea el que a fecha de hoy parece que está cobrando más fuerza, girando a la baja el promedio de 30 semanas mundial y perforándose niveles de soporte importantes que habían sido capaces de sostener los precios europeos durante los últimos meses.

Podríamos decir que el movimiento de febrero ha generado daños más graves a largo plazo al panorama técnico europeo que las consolidaciones experimentadas en la segunda mitad de 2021. Los movimientos en la segunda mitad de 2021 desencadenaron una pausa en la tendencia previa, mientras que este movimiento de 2022 está poniendo en serios aprietos zonas de contención que podrían desencadenar movimientos más negativos.

Es una situación que hay que manejar con mucha cautela, ya que ante las crecientes probabilidades de que estemos en la fase inicial de un ciclo bajista global, mercados débiles como los europeos tienen muchas papeletas para acusar un mayor sufrimiento. Mi postura al respecto ya la conocéis: Mientras los mercados europeos sigan débiles y bajistas nuestras inversiones deberán mantenerse alejadas de ellos.

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