El próximo 31 de diciembre, si los políticos norteamericanos no llegan a un acuerdo, deberían expirar, una serie de paquetes de estímulo y de rebajas de
impuestos temporales, que se han ido aprobando en EEUU en los últimos diez años. Además y de forma automática se producirá una reducción del gasto público, un proceso que se producirá de forma gradual durante los próximos 10 años y que se estima implica recortes por 1,2 billones de USD.
Así, que sin darnos cuenta, (el tiempo pasa volando), y totalmente descartado que los políticos norteamericanos tomen una decisión al respecto antes de las elecciones presidenciales del 6 de Noviembre, entre elecciones presidenciales en EEUU, toma de posesión del nuevo presidente y vacaciones de Navidad, nos podemos encontrar que el 1 de enero, EEUU se enfrente a una contracción fiscal de grandes proporciones, el denominado Fiscal Cliff.
No hace falta casi ni mencionar lo que implica ponerle semejante freno de mano a una recuperación económica que avanza de forma aún bastante débil en el país norteamericano si es que aún avanza. Recesión a la vista.
Os dejo un dato, en total, se estima que el precipicio fiscal supondría una restricción presupuestaria de cerca de 610 mm de dólares (alrededor de un 4 % del PIB) sólo en el año fiscal 2013.
Para acabarlo de arreglar la contracción podría ser aún más severa aún
si el Congreso no aumentara el techo de la deuda pública cuando se alcance su actual límite en los próximos meses, una situación que ya se vivimos en verano de 2011 y que entre otros factores provocó que el S&P500 se desplomara de los 1.342 a los 1.123 puntos.
Se que aún no se le presta mucho atención, pero mucho me temo que dentro de un par de meses la palabra Fiscal Cliff ocupará unas cuanta portadas de la prensa económica.
Vía GurusBlog
