La guerra financiera más grande de todos los tiempos

Me ha impresionado la forma en que el mundo se ha unido para denunciar la invasión de Rusia a Ucrania. En lo que al mundo de las inversiones se refiere, me ha impresionado especialmente la forma en que los mercados financieros globales pueden hacer que las finanzas de un país entero sean consideradas como non gratas.

No recuerdo un evento similar en el que un país deshonesto del tamaño de Rusia fuera virtualmente borrado de cualquier trato financiero. Los resultados han sido impresionantes. El rublo ruso se ha reducido a escombros. La moneda rusa se desplomó a menos de un centavo de dólar. Otro ejemplo, las acciones de Sberbank, el banco más grande de Rusia, tuvieron un día bastante desagradable el lunes y ya está considerado oficialmente como un banco en quiebra.

El banco central ruso subió los tipos de interés al 20% para tratar de evitar la debacle y ha instaurado medidas para impedir la salida masiva de rublos del país. Unos tipos de interés del 20% es el mismo nivel que tenía la Reserva Federal hace más de 40 años. Algunos bonos rusos se cotizan a 30 o 40 centavos por dólar descontándose con ello que son bonos de organizaciones quebradas. El régimen de Putin es casi completamente incapaz de pagar sus facturas y algunos bancos rusos fueron expulsados ​​​​del sistema de mensajería SWIFT.

El regulador ruso incluso ha prohibido temporalmente que las empresas occidentales abandonen las inversiones rusas. Si por algún casual eres un oligarca ruso, sería muy cauteloso con lo que le suceda a tu yate o cuenta bancaria en los próximos días.

Por su parte, las materias primas siguen con su escalada (algo que ya no nos sorprende). El precio del trigo se ha disparado más de un 40% en dos semanas y el gas natural ha subido un 23% más en los últimos días.

La bolsa de Rusia permanece cerrada, pero el principal ETF de Rusia cotizado en EEUU (RSX:US) sigue operativo y ha perdido un 75% en los últimos diez días de negociación.

Estamos viendo algo bastante nuevo en un conflicto bélico: la guerra financiera. Por supuesto, ha habido sanciones antes, pero nada como esto. Lo más cercano que se me ocurre es la Revolución del Poder Popular en Filipinas en 1986.

En 1983, Benigno Aquino, líder opositor al régimen de Ferdinand Marcos, regresa del exilio. Inmediatamente fue asesinado en el aeropuerto que ahora lleva su nombre. Una vez que ocurrió el asesinato, los mercados financieros mundiales dejaron claro que no querían tener nada que ver con el régimen de Marcos. ¿Cómo se puede confiar en que un país pague sus cuentas cuando comete asesinatos como este a plena luz del día?

La moneda y sus bonos se desplomaron. La inflación se disparó y puso a más y más personas en contra del gobierno. Muchas revoluciones en la historia fueron precedidas por desagradables episodios de inflación. Una moneda poco sólida es un buen indicador de que no se puede confiar en un gobierno y el rublo ruso está claramente situado en esa posición.

La globalización nos ha traído un nuevo arma: la represión financiera internacional que, con el tiempo, se espera que pueda asfixiar al mayor de los tiranos. Cuando el hambre aprieta, es solo cuestión de tiempo que la población gire su mirada hacia quien los ha llevado allí.

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