Emergentes brillan en 2025: renta fija local y acciones suben con fuerza y expectativas positivas para 2026

Durante años, hablar de mercados emergentes era casi sinónimo de paciencia. Mucha volatilidad, resultados irregulares y la sensación constante de que el potencial siempre se quedaba a medio camino. En 2025, sin embargo, el guion ha cambiado. Y no un poco, bastante. Los activos emergentes están siendo de lo más destacado del año, tanto en renta fija como en bolsa, y eso está haciendo que muchos inversores vuelvan a mirar a estos países con otros ojos.

No es una moda pasajera ni un rebote técnico sin más. Hay razones de fondo que explican por qué los mercados emergentes están brillando en 2025 y, lo más importante, por qué las expectativas para 2026 siguen siendo razonablemente positivas. No hablamos de euforia, pero sí de un cambio de tono claro.

Por qué los emergentes están funcionando tan bien en 2025

El primer factor clave es monetario. Mientras en las economías desarrolladas los bancos centrales han tardado más en relajar su política, muchos países emergentes hicieron los deberes antes. Subieron tipos con antelación y ahora están en mejor posición para bajarlos sin poner en riesgo la estabilidad. Esto ha sido especialmente positivo para la renta fija en moneda local, que está ofreciendo rentabilidades atractivas con una volatilidad más contenida de lo que muchos esperaban.

A esto se suma un dólar menos dominante. En 2025 la presión del dólar se ha suavizado, y eso es oxígeno puro para los emergentes. Cuando la divisa estadounidense deja de apretar, las monedas locales se estabilizan y los flujos de capital regresan. No es magia, es pura mecánica financiera.

En bolsa también hay motivos de peso. Las valoraciones de muchas compañías emergentes partían de niveles bajos tras años de castigo. Con beneficios creciendo y economías que aguantan mejor de lo previsto, las acciones emergentes han recuperado atractivo. Sectores como banca, consumo interno, materias primas o tecnología local están tirando con fuerza en varias regiones.

Además, hay un elemento que no siempre se tiene en cuenta y que en 2025 está jugando a favor: la diversificación. En un mundo donde Estados Unidos concentra buena parte de las carteras y Europa sigue creciendo con dificultad, los emergentes aportan descorrelación. No se mueven todos al mismo ritmo ni por los mismos motivos, y eso suma.

Tampoco conviene olvidar el contexto geopolítico. Algunas economías emergentes están saliendo reforzadas de los cambios en las cadenas de suministro globales. La relocalización industrial y la búsqueda de alternativas a China están beneficiando a países que antes no estaban en el radar de muchos inversores. Y eso se nota, tanto en inversión directa como en mercados financieros.

Qué puede pasar en 2026 y cómo interpretar este ciclo

La gran pregunta ahora es si esto tiene recorrido o si estamos ante un pico. Y aquí conviene ser realista, sin vender humo. Las expectativas para 2026 son positivas, pero no exentas de riesgos. Nadie espera subidas en línea recta, ni mucho menos.

Si los bancos centrales de las economías desarrolladas confirman recortes de tipos de forma ordenada, el entorno seguirá siendo favorable. Menos presión financiera global suele traducirse en más apetito por riesgo, y ahí los emergentes encajan bien. Además, si la inflación sigue controlada en muchos de estos países, la renta fija local puede seguir dando alegrías.

Eso sí, hay que asumir que la volatilidad forma parte del paquete. Los mercados emergentes no son para inversores que miran la cartera todos los días. Hay episodios de tensión, salidas rápidas de capital y correcciones que pueden asustar si no se entienden. Por eso es clave tener claro el papel que juegan en una cartera.

Una idea sencilla, que muchos gestores repiten últimamente, es esta:

Los emergentes funcionan mejor como apuesta diversificadora y a medio plazo, no como inversión impulsiva buscando el último rally.

No es un detalle menor. Entrar bien y con expectativas realistas marca la diferencia.

En definitiva, 2025 está siendo un muy buen año para los mercados emergentes, tanto en renta fija como en acciones. Hay fundamentos detrás del movimiento y, aunque 2026 no está garantizado, el punto de partida es bastante mejor que en ciclos anteriores. Si estás valorando este tipo de activos, ahora mismo no suenan a promesa vacía, sino a una pieza más dentro de una estrategia bien pensada. Y eso, en los mercados financieros, ya es mucho decir.

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