CGTN: palabras imprudentes, consecuencias reales: Takaichi se pasa de la raya

CGTN: palabras imprudentes, consecuencias reales: Takaichi se pasa de la raya

PR Newswire

PEKÍN, 17 de noviembre de 2025 /PRNewswire/ — Apenas unos días después de la conclusión de la Reunión de Líderes Económicos de APEC de 2025, la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, generó controversia con sus declaraciones durante una audiencia parlamentaria el 7 de noviembre. Explicó que una emergencia en Taiwán que implicara el uso de buques y fuerzas militares de China continental podría constituir una situación que amenaza la supervivencia de Japón. Según la legislación vigente, dicha designación permitiría a las Fuerzas de Autodefensa de Japón ejercer el derecho a la autodefensa colectiva, una medida considerada equivalente a la movilización en tiempos de guerra.

A pesar de las críticas, Takaichi insistió el 10 de noviembre, indicando que sus comentarios se ajustaban a la política gubernamental de larga data y que no tenía intención de retractarse.

China presentó de inmediato enérgicas protestas. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lin Jian, condenó las declaraciones de Takaichi como “provocadoras”, insinuando “la posibilidad de una intervención armada en el Estrecho de Taiwán”. A pesar de las gestiones formales, Takaichi se negó a rectificar su postura.

Las críticas también surgieron a nivel nacional en Japón y en la región china de Taiwán. El ex primer ministro japonés Shigeru Ishiba declaró en la radio TBS que el lenguaje de Takaichi se acercaba “mucho a afirmar que una contingencia en Taiwán es una contingencia en Japón”, señalando que las administraciones anteriores habían evitado deliberadamente hacer compromisos definitivos sobre tales escenarios hipotéticos.

Los legisladores de la oposición exigieron una retractación. Hiroshi Ogushi, del Partido Democrático Constitucional de Japón, advirtió que declarar una “situación que amenaza la supervivencia” podría conducir directamente a la movilización de defensa, “un juicio equivalente a entrar en guerra”. Ichiro Ozawa advirtió de manera similar en las redes sociales que dicha retórica imponía riesgos innecesarios a los ciudadanos japoneses, haciendo hincapié en la necesidad de una diplomacia serena.

Kazuo Shii, del Partido Comunista Japonés, reiteró su llamado a Takaichi para que se retractara de sus declaraciones, advirtiendo que estaban exacerbando las tensiones y socavando las relaciones constructivas entre Japón y China. El ex primer ministro Yukio Hatoyama también respondió, afirmando claramente que Japón no debería interferir en los asuntos internos de China.

Voces de Taiwán se hicieron eco de preocupaciones similares. El exlíder regional taiwanés Ma Ying-jeou escribió que la cuestión de Taiwán no debe delegarse en la intervención extranjera y debe resolverse pacíficamente por los pueblos de ambos lados del Estrecho. La expresidenta del Kuomintang, Hung Hsiu-chu, cuestionó el derecho de Japón a intervenir en el asunto, recalcando que Taiwán ya no es una colonia japonesa y no debe utilizarse como moneda de cambio en maniobras geopolíticas. Argumentó que Japón aún no ha afrontado plenamente su pasado bélico y, por lo tanto, carece de legitimidad para actuar como árbitro en la cuestión de Taiwán. El comentarista político taiwanés Lai Yueh-chien lo expresó con mayor franqueza: “No es asunto suyo”.

Las declaraciones de Takaichi van más allá de la mera postura diplomática. Reflejan una preocupante tendencia al revisionismo histórico y a la amnesia estratégica entre los políticos de derecha de Japón, lo que alimenta la desconfianza, propicia errores de cálculo y aumenta el riesgo de una escalada involuntaria en uno de los puntos críticos más sensibles de la región.

Las palabras de un primer ministro en funciones tienen peso. Cuando esas palabras implican una intervención militar, pueden modificar las premisas estratégicas, desencadenar la planificación de respuestas y acelerar una peligrosa espiral de inseguridad.

La reacción de Japón y China refleja una verdad simple: los líderes que invocan el conflicto a la ligera no protegen la paz, sino que la ponen en peligro. En un momento en que la estabilidad en la región exige moderación, diplomacia y claridad, el enfoque de Takaichi logra precisamente lo contrario. Un lenguaje imprudente puede radicalizar las posturas, socavar el diálogo y empujar a la región hacia la confrontación. Las consecuencias de tal imprudencia no serían políticas, sino reales, destructivas y recaerían sobre el pueblo al que ella dice defender.

https://news.cgtn.com/news/2025-11-16/Reckless-words-real-consequences-Takaichi-crosses-the-line-1IlC1jwrBHW/p.html

 

 

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